No hay planeta B

No hay planeta B

Seguro que habréis visto más de una vez esta frase en televisión o en redes sociales. Cada vez nos llega más información desde distintos medios de comunicación sobre la problemática del plástico en nuestro planeta con el objetivo de crear conciencia medioambiental en la sociedad. Hasta hace relativamente pocos años resultaba bastante difícil acceder a este tipo de información, pero el problema con los plásticos es, en estos momentos, tan preocupante e irreversible que deben de existir ya pocas personas en el mundo que desconozcan lo que está pasando.

El mar debería ser para los peces

Los productos que consumimos a diario están sobreenvasados. Hacemos muy mal uso del plástico, sobre todo porque utilizamos muchos productos cuyo plástico es de usar y tirar. ¿Y dónde va a parar todo ese plástico? La gran mayoría, al mar. Por mucho que nos esmeremos en reciclar, la realidad es que no todos los residuos se reciclan, la gran mayoría acaba abocándose en el océano.

Bolsa de plástico en océano

No sólo estamos convirtiendo el planeta Tierra en un vertedero de plásticos y otros residuos sino que, además, consumimos nuestra propia contaminación. Cada día vemos imágenes de playas repletas de plásticos. Hasta nos hemos acostumbrado a ver imágenes de peces nadando entre nuestra basura. ¿Nunca antes te habías planteado donde acaba mucha de esa basura? En el interior de los peces. Los residuos plásticos ya han pasado a formar parte de su hábitat y los animales marinos ingieren estos residuos. Si en tu dieta habitual hay pescado, es probable que hayas ingerido también alguno de esos plásticos de una u otra manera.  

Una de las imágenes que más virales se ha hecho en redes sociales fue el vídeo que compartió un usuario de twitter en el que encontraba un montón de tapones de plástico y otros residuos en el interior de un pez. La comunidad de twitter quedó muy alarmada al ver el grado de gravedad de lo que está sucediendo.

Paraísos naturales de plástico

Todos hemos soñado alguna vez con viajar a sitios paradisíacos, con playas desiertas color azul turquesa, kilómetros de arena blanca y… ¿plásticos? Cada vez es más habitual poder conocer la realidad de los mejores paisajes de nuestro planeta. Muchos lugares del Océano Pacífico ya cuentan con montañas de basura que no aparecen en las guías de viaje ni en los hashtags más relevantes. La arena de la playa se mezcla con una gran cantidad de microplásticos que convierten estos paisajes en una escena inquietante. Y no sólo son las playas, también hay ríos por los que sólo circula basura e incluso islas enteras de estos residuos.

Isla de basura

Organizaciones medioambientales y otras entidades han puesto en marcha diferentes campañas de concienciación y de recogida de plásticos en los océanos y en otros escenarios con el objetivo de limpiar estos espacios pero, también, con la intención de dar a conocer la situación actual y de cómo será cada vez peor si no ponemos remedio.

Cuando nos llega esta información en tono fatalista tendemos a preocuparnos, pero realmente es para hacerlo. Hemos llegado a un punto en el que ya no hay marcha atrás, el problema está tan avanzado que ya no podemos poner remedio, sólo nos queda minimizar el impacto que provocamos a diario en el medioambiente y cambiar algunos hábitos. Como dicen algunos, no hay planeta B, sólo tenemos este planeta y tenemos que cuidarlo.